Travesía espeleo de Bramabiau

Descubra un sitio mágico lleno de historia: el cruce de Bramabiau es el primer cruce de Edouard Alfred Martel que da origen a la espeleología el 27 y 28 de junio de 1888.

Nos reunimos en Camprieu en el parking Abîme de Bramabiau para esta actividad exclusiva. Tu instructor hará una presentación de los participantes y de la actividad.

Para aprovechar este momento mágico, debes estar bien preparado: te preguntaremos por tu altura, peso y número de calzado. Ponemos a tu disposición todo el equipamiento técnico: Trajes de neopreno en dos partes de 5 milímetros de espesor con refuerzos especialmente diseñados para barranquismo y espeleología acuática, un par de calcetines de neopreno, un casco de espeleología con luces potentes y un arnés de seguridad.

Esta actividad corresponde a la travesía de Espeleología de la red de Bramabiau y no a la visita guiada. Para aquellos que deseen visitar el Abismo, comuníquese con la recepción para obtener las entradas, también puede contactarlos por teléfono al 00 33 (0)4 67 82 60 78 o visitar su sitio web: www.abime-de-bramabiau. com

Hace falta:

– zapatillas de senderismo o baloncesto
– botella de agua
– barrita de cereales
– bañador para poner debajo del traje de neopreno
– cambio completo para después de la actividad

Procedimiento y duración de la actividad:

Tras las presentaciones mutuas, nos dirigiremos al Panorama de l’Abîme de Bramabiau para realizar una presentación geológica de la Causse de Camprieu. De hecho, el río que vamos a cruzar tiene su nacimiento en el Mont Aigoual, en el puerto de Serreyrède a 1350 m de altitud. A caballo entre Cévennes y Mont-aigoual, este puerto forma la línea divisoria de aguas entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.

Este río que nace en el exterior se llama Bonheur, circula a lo largo de 6 kilómetros sobre superficies de granito y por lo tanto impermeable. En contacto con las calizas de la Causse de Camprieu, este río se precipita en el medio subterráneo para cruzar y salir cerca de 1 km más abajo en Brambiau (Brama biau: en occitano, el buey que rebuzna).

De vuelta en el estacionamiento, es hora de vestirse con trajes de neopreno y salir para 2 horas de actividad subterránea. Su instructor le presentará un resumen de las instrucciones de seguridad.

La travesía :

Nos dirigimos en dirección a «la pérdida de la felicidad» para nuestro primer contacto espeleológico con esta red que supera los 11 kilómetros.

Solo la sala del Túnel merece el desvío y te hará olvidar los kilómetros y otros sacrificios que hiciste para llegar allí. De extraordinarias dimensiones, esta sala comunica con la Aven du Balset que funciona como un lucernario.

A partir de ahí, aprenderemos las técnicas de progresión específicas de Bramabiau y ya utilizadas por los pioneros en 1888. Se nos abre otro mundo, el de la aventura, el compartir y el descubrimiento. Este tipo de exploración es merecida aunque lo puedan hacer jóvenes a partir de los 12 años.

Durante esta aventura, descubrimos grandes salas con huellas de erosión a veces encaramadas a decenas de metros, huellas del pasado como fósiles de conchas hoy desaparecidas.

Compartimos un enfoque geológico del entorno e intentamos que sea lo más divertido y concreto posible. Bajo tierra, muchas cosas nos desafían, desde simples guijarros hasta formaciones debidas a la erosión.

Los grupos se forman entre 4 y 9 personas, esto promueve la ayuda mutua entre cada integrante de la aventura aunque no nos conozcamos.

En el interior hace 8°C, la humedad relativa es del 90%, de ahí la importancia de comunicar tus medidas con precisión para tener el traje lo más ajustado posible.

Recomendaciones para cruzar Bramabiau:

– Ganas de realizar la actividad: descubrir, observar, escalar, superarte, vivir la aventura, saber nadar.
– Gozar de buena salud, informar de cualquier problema que haya tenido: problema de espalda, asma, vista…

Agradecimientos:

Quiero agradecer a la familia Passet de Bramabiau por poner en marcha y hacer realidad este proyecto. De adolescente, la familia Passet confió en mí como guía turístico, hombre de mantenimiento. Muchas gracias a Tonin, Léo, Bruno y Christian. Un enorme agradecimiento a Suzanne por su amabilidad, por todas las horas que pasó esperándonos, por darnos lecciones de humildad todos los días. Bramabiau es a mis ojos la cueva más importante. Es aquel en el que con Frédéric Libourel donde nos iniciamos como instructores. Un período de nuestra vida que queda grabado y que tengo el gran placer de hacerte descubrir.